Los mayores y el síndrome postvacacional

Finalizando el mes de agosto y ya se empiezan a escuchar los primeros lamentos propios del síndrome vacacional, muchos de ellos vienen de quienes ya finalizaron sus días de desconexión y ya están de nuevo en sus trabajos cargando en sus hombros con la melancolía de sus vacaciones y pensando con el largo invierno que se avecina hasta el próximo verano, pero si después de todo el invierno no es tan largo, por medio está el otoño y la primavera con las buenas cosas que nos ofrecen ambas estaciones. Y otros lamentos vienen de aquéllos que están contando los días que les quedan para volver al trabajo y esa visión de «la botella medio vacía» no les deja disfrutar totalmente de los días que les quedan de desconexión (hay algo ahí, como una vocecita que les recuerda los días en el fondo de sus mentes).

Pero no solo los que retornan a sus trabajos sienten el síndrome postvacacional, también las personas mayores, los abuelos, sienten ese síntoma y quizá incluso con una presión mayor en su corazón, y es que en muchos casos para la mayoría de las personas mayores, las vacaciones de verano tanto de sus hijos como las suyas propias son épocas de grandes alegrías y sobre todo de dejar a un lado la soledad que muchas veces sienten durante lo largo del año.

Cuando viven en las zonas rurales es bastante frecuente que los pueblos se llenen de hijos y de nietos que llegan a pasar sus vacaciones, aunque llegue el día de su marcha, siempre hay unos que vienen y otros se van, y de una manera u otra siempre encuentran gente nueva con la que hablar de cosas diferentes, de noticias nuevas, frases e historias nuevas a la rutina vecinal que puede imponer el invierno.

En otras ocasiones la familia decide decide pasar todos juntos las vacaciones en algún lugar de la cosa u otro destino favorito, de este modo los mayores también disfrutan de la playa, de largos paseos al atardecer con sus familiares, se sienten rodeados, acompañados, y posiblemente los últimos días piensen en ese retorno, en esa vuelta a cosa, posiblemente solos, y al igual que a los que retoman su trabajo les deprime volver al estrés, a los teléfonos sonando, a las órdenes de los jefes… ellos, los mayores, lo pueden percibir como un retorno a la soledad.

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